miércoles, 10 de marzo de 2010

LO DISCREPANTE EN LOS PROCESOS DE LA LECTURA EN LA EDUCACION PRIMARIA

El nuevo modo de entender la comprensión lectora según el enfoque PISA, contempla tres procesos o tareas de lectura, necesarios para interactuar con los textos de la vida cotidiana. Estos tres procesos de lectura son: recuperar información, elaborar una interpretación y reflexionar y/o valorar el contenido y la forma del texto, y juntos aseguran una compresión de lo que se lee.
Aunado a esto el modelo que propone PISA contempla además estrategias bien definidas para desarrollar éstos procesos en los alumnos apostando que con la ejercitación de las mismas los aprendices se convertirán en lectores expertos.
Es cierto que en el enfoque de PISA se mencionan ciertos enemigos de este proceso como: una buena cantidad de conocimientos previos que no han sido adquiridos por el estudiante; las capacidades para prestar atención a información nueva, limitadas en el sistema cognitivo humano para el procesamiento de la información; y la nula conexión de la temática de un texto y su relevancia para el estudiante en su vida diaria.
Sin embargo, a pesar de todo lo expuesto por PISA en cuanto a los logros en el desarrollo del los procesos lectores y sus enemigos; discrepo en sus planteamientos, no por tener un punto de vista contrario a lo que se esboza en sus documentos, sino por aquella información faltante en lo declarado por PISA y que es de suma importancia para poder entender el por qué en la mayoría de las aulas de educación primaria el proceso de literacidad no se lleva a efecto.
Iniciemos por el alumno; si bien es incuestionable que a partir de ciertas estrategias lectoras se desarrollan los procesos de la literacidad, es importante recalcar que existe un factor que permea como enemigo en dicho proceso en los niños:
La mayoría de los aprendices no saben leer (en esta aseveración se incluyen alumnos de grados superiores como quinto y sexto de primaria) y al decir esto no se hace referencia a la comprensión, sino al proceso básico de decodificación, su lectura es lenta, cancanean, cambian palabras tienen mala pronunciación y entonación así como no respetan las reglas ortográficas implícitas en la lectura como son las acentuaciones y los signos de puntuación. Si bien es cierto que aprender a decodificar no es leer, si podemos afirmar que la lectura implica la decodificación y que este aprendizaje debe realizarse lo más adecuadamente posible para que se produzca una automatización de dicho proceso, lo cual hará posible adquirir una habilidad de lectura fluida y por dicho camino estar más capacitados para una adecuada compresión de lo que decodificamos.
Por ello podemos preguntarnos: ¿Cómo desarrollar en los niños de educación primaria un proceso de lectura si ni siquiera han alcanzado una simple oralización de los textos?
Ahora bien, hablemos del docente, al hablar de este agente tan importante como el alumno; al parecer, PISA no ha contemplado 2 situaciones que prevalecen en la mayoría de los mentores de educación primaria:
a) ¿Los docentes saben leer, es decir, los docentes interactúan con el texto y ha desarrollado el proceso que dan origen a la literacidad?
Para contestar esta pregunta objetivamente, es necesario realizar una evaluación minuciosa del proceso lector en cada uno de los docentes de educación primaria y así tener establecido en los niveles en lo que ellos se ubican en el proceso lector. Sin embargo, desde el lugar en que mi ubico como Asesora Técnica Pedagógica puedo afirmar que un gran número de profesores presentan el igual que sus alumnos una dificultad incluso en la decodificación y lo demuestran en la oralidad al cambiar palabras, emplear cacofonías, lectura plana y deficiente aplicación de reglas ortográficas. Algunos otros profesores se encuentran en el primer nivel, que es el de recuperar la información, y muy pocos se ubican en los niveles subsecuentes. Es por esto comprensible que los docente sólo apliquen estrategias a sus alumnos encaminadas al desarrollo de la interpretación de textos en los niveles más bajos y que la mayoría sólo le de importancia a la decodificación en el acto memorístico de repetir.

b) ¿Leen los docentes por placer?
Existe una cantidad significativa de profesores que rechazan la lectura, esto es preocupante y que el rechazo a esta actividad por parte de muchos maestros en mi opinión es una razón del bajo desempeño lector del alumno. La realidad es que no pocos maestros realizan la actividad lectora como un penoso deber, y es que su baja compresión lectora hace que rehúyan a los textos escritos pues se presentan dificultades al leerlos. En situaciones como estas el leer se ve afectado por un filtro afectivo y en consecuencia perjudica la capacidad de compresión. Por todo lo anterior podemos decir que formar alumnos con un maestro que no tiene desarrollados sus procesos lectores y por ende no siente afectividad por la lectura es como querer enseñar a los niños a volar y el instructor nunca lo ha hecho porque no tiene avión pero además aborrece las alturas.

Para concluir, podemos decir que PISA no se ha dado cuenta o no quiere darse cuenta de la situación lectora de los docentes de educación primaria en México, que se enmarca en una crisis cultural y educativa como causal generadora de los deficientes procesos lectores de los niños que tienen a su cargo.
Por tanto se propone que el desafío no consiste tanto en desarrollar procesos lectores en los alumnos, sino construir un docente lector desde la base objetiva de su estado actual. Para esto señalamos dos planos de intervención que al mismo tiempo se implican y complementan: Por un lado, la valoración objetiva del proceso lector de cada uno de los docentes de educación primaria por parte de las instituciones educativas o PISA; y por otro lado un programa de lectura para docentes de educación primaria que sea realmente viable, confiable y evaluable. Los programas de lectura han tenido preponderantemente como destinatario a los alumnos, lo que aquí se propone no supone el desplazamiento de estos programas, sino extender su acción al agente causal del deficiente y/o eficiente proceso lector en los alumnos…EL DOCENTE.